Social Icons

martes, 27 de mayo de 2014

La Lefocracia


Saramago, Sampedro, y, apenas hace mes y medio, García Márquez, ya no están. Nos quedan sus palabras, el camino que han dejado abierto y su presencia, esa que el universo guarda en el frasco de las buenas esencias allá en lo alto entre las estrellas, y siempre que queramos podremos visitar. La lista de los grandes escritores comprometidos se reduce agrandándose la de los que quieren ser estrellas en el universo del best seller, el postureo y la farándula, y esto no sólo ocurre en el arte de juntar palabras, es una epidemia que se extiende por todas artes, ¿ya no se plantean los artistas la responsabilidad que es el hecho de publicar, de subirse a un escenario, de filmar una historia, de exponer una obra...? Desde la más profunda admiración por los grandes que comprometieron sus vidas y sus obras, El Rincón del Neologismo asume otra semana más su compromiso con el extraño poder de la palabra...



En un remoto planeta, perdido en la inmensidad de la vía lactominosa, habitaba una joven civilización que apenas comenzaba a salir de la oscuridad. Pese a ser los más ignorantes de la galaxia, trabajaban día a día por traer luz y conocimiento a sus mentes mientras el resto de planetas observaban sus avances con paciencia y compasión. En su evolución el joven pueblo realizó grandes inventos y no sólo tecnológicos. Uno de los más importantes que creó, en lo que su primitivo e inexacto calendario llamaba Siglo XX, fue una nueva forma de organización social y entendimiento para gestionar las áreas con grandes aglomeraciones de población.

El invento se llamó LEFOCRACIA, y aparentemente otorgaba un poder y libertad a cada ciudadano como nunca antes había vivido. Para llevarla a cabo los distintos países y regiones de la tierra seleccionaron aleatoria y manipuladamente a varias personas con don de gentes y capacidad de oratoria, pero con valores humanos bajos, una rancia filosofía de vida, y en ocasiones escasos conocimientos sobre el mundo que habitaban. A estos sujetos se les sometía a unas condiciones de vida óptimas, con tal de obtener de ellos el mejor fruto que tanto deseaba su pueblo. Vivían en las mejores casas, viajaban en los mejores transportes, tomaban los mejores alimentos, bebían de los mejores manantiales, de las mejores fermentaciones, de las más perfectas destilaciones, cubrían de polvo sus alveolos con las drogas más puras y selectas, y los pueblos de la tierra se encargaban de administrar todo esto con sumo cuidado y dedicación diaria, con el firme propósito de que los cojones de estos señores recibieran todos los nutrientes, vitaminas, proteínas y minerales necesarios para pudieran fabricar la LEFA más cristalina y de mayor pureza que jamás hubiera visto óvulo.

Cada cuatro años, más o menos, era el tiempo que se suponía óptimo para hacer la recolección de tan delicado néctar y para ello se preparaba un ritual llamado LA FIESTA DE LA LEFOCRACIA, entonces unas semanas antes, cada candidato se ofrecía a los ciudadanos en los medios de comunicación, para que eligieran el preciado oro de sus testículos, el cual guiaría por un tiempo sus vidas. Incluso en ocasiones se organizaban debates donde los sujetos más populares defendían ante cámaras y medios que la calidad de su leche era siempre la mejor, la más pura y la que poseía el don de la razón y la verdad absoluta.

Cuando llegaba el gran día de las ERECCIONES de los candidatos, comenzaba pues, LA GRAN FIESTA DE LA LEFOCRACIA, donde cada ciudadano introducía en una ranura un sobre con una papeleta dentro que indicaba cual era su preferencia láctea, y esta papeleta al penetrar por la raja ayudaba a levantar y dotar de turgencia la ERECCIÓN del candidato elegido. Al final del día y después de una agotadora jornada de once horas, los candidatos ya rendidos de tanta estimulación, no se podían aguantar más y sucumbían eyaculando prominentemente al cielo, entonces todos los ciudadanos salían de sus casas, a los balcones, a las terrazas, a la calles y con la cabeza inclinada hacia arriba recibían con agrado, o no, las microgotas de ADN y esperma sagrado que bendeciría sus días durante los cuatro años siguientes. Nada más terminar este gran ritual los escrotos de los candidatos se ponían nuevamente a trabajar de manera ininterrumpida para la siguiente recolección.

En muchas ocasiones había ciudadanos que se negaban a penetrar papeletas en la ranura, bien por convicción ideológica, por simple despiste o por desinterés. Otros introducían papeletas fraudulentas o manipuladas, e incluso muchos, al no sentirse identificados con ningún candidato, penetraban las papeletas en blanco, a sabiendas de que el blanco volvería a ellos, ya en esos tres casos daba lo mismo pues igualmente recibirían en sus labios y mejillas su inmerecida ración de gotitas lechosas.

En un sistema LEFOCRÁTICO lo quiera o no el individuo siempre recibe su dosis de LEFA, y ocurría en muchos países, debido al sistema de estimulación erectoral, que sólo dos candidatos eran los que más vaciaban sus vesículas seminales al final de cada fiesta, siendo totalmente injusto para el resto de candidatos ansiosos por descargar, y también para el pueblo necesitado ya de probar otras mieles.

No fue hasta el Siglo XXI, en una región transcontinental apresuradamente llamada España, con fecha 25 de Mayo del año 2014, cuando se registró al fin un pequeño atisbo de esbozo de cambio hacia una LEFOCRACIA REAL, pues en esas ERECCIONES los que pensaban espermar sobre la mayoría de la población se quedaron con los bolsones cerrados y medio llenos, y un fuerte dolor testicular, apenas pudiendo manchar tantas mejillas y mejillones como antaño, y fueron pues las vergas menores las que tuvieron mayor clamor popular. Comenzó el gran cambio del estado de las cosas, los ciudadanos ya no querían sentirse pringados de una LEFA que no habían elegido, dándose cuenta de que la unión deshace la LEFA. De manera sigilosa comenzó una maravillosa época de extinción de los LEFÓCRATAS que duró varias décadas.

El pueblo pudo entonces levantar la cabeza bien alta, sin miedo a mirar al cielo, sabiendo que ya por fin estaba limpio, y que para ser libres, disfrutar de la abundancia de su planeta y vivir en armonía, no necesitarían nunca más que les salpicara la LEFA de nadie.



Mi querido Daniel, la juntación de palabras de hoy está dedicada a ti, gracias por tu inspiración..., que haría yo sin mi...





1 comentario: