La invasión de cámaras y pantallas a nivel mundial nos permiten disfrutar de nuestra impotencia mostrándonos diariamente imágenes de torturas y sufrimiento aplicados a nuestros semejantes en distintos puntos del planeta. Lo que en un tiempo se llamó vídeos snuff es desde hace años nuestra información de sobremesa y quedamos indefensos ante ella, sabiendo que más indefensos están aún quienes ahí aparecen, todo ello para que así continúe el ciclo de aceptación de que quién más dolor y humillación es capaz de infligir a otros hombres es quién manda, como en su día nos advirtió Orwell... Pese a vernos forzados a la inacción aún hay algo que podemos hacer, y es seguir enfadándonos, denunciando, escribiendo, hablando y sobre todo repudiando a los que se creen que están por encima de los demás y con derecho a tomar el mundo como si fuera sólo suyo. Esta semana El Rincón del Neologismo desempolva su odio y lo apunta hacia el nuevo judeonazismo tan incoherente y lamentable que se está forjando en las altas esferas de las castas más bajas de la raza humana.
Lo de Gaza no tiene nombre y quizá esta semana desde este Rincón seamos capaces de ponérselo proponiendo la siguiente palabra: NAZIONALJUDAÍSMO, se trata de una corriente económico-teo-política que comienza a destacar varios años después de la Segunda Guerra Mundial y es en el momento presente cuando alcanza su máximo esplendor, esperando por nuestra parte que en breve deje de esplendorar tanto.
Los medios de comunicación son una gran fuente de inspiración para los perversores del lenguaje, y en el caso que nos ocupa la perversión lingüística la sufre la palabra judío, pues esta sólo se refiere a los miembros participantes de una religión, unas costumbres y una herencia histórica y cultural, sin hacer diferencia entre sus distintas castas sobradamente demostradas por el curso de la historia. Los judíos que fueron perseguidos y sufrieron el Holocausto no son los judíos oligarcas que junto a otros, en sus despachos, están ahora mismo decidiendo el destino del mundo. Los judíos deslocalizados en base a un mito de una antigua y obsoleta religión no son los mismos que ahora ordenan que se apriete el gatillo para que musulmanes, cristianos y otros judíos sigan sin tener derecho a vivir en la tierra que trabajan. Y sin embargo en el lenguaje coloquial o, peor aún, en el lenguaje periodístico todos son lo mismo: judíos.
Si quitamos el velo absurdo de la religión vemos que todo tiene, lamentablemente como siempre, una traducción económica. Uno es el judío rico y otro es el judío pobre y da lo mismo que compartan religión, costumbres y cultura, pues lo que es capaz de dividir el dinero no hay dios que lo vuelva a unir.
Esta semana en El Rincón nos resulta difícil hacer un giro hacía el humor, y tan solo pedimos al universo que ayude a todas las familias condenadas en nombre de la avaricia y la irracionalidad a manos del cruel y violento NAZIONALJUDAÍSMO, ya que al parecer a los organismos internacionales no les preocupa en absoluto que la pequeña franja se vaya convirtiendo en una, cada vez más, delgada línea..., línea de sangre derramada en la tierra prometida.
Cuando Gaza llora ya nadie duerme tranquilo en ella.
