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miércoles, 3 de junio de 2015

Miedocridad


Llegan tiempos de cambio. Nuestras conciencias evolucionan y por fin, para mucha gente, deja de ser una prioridad el dinero, a cualquier precio, para empezar a serlo las personas. El camino es largo, difícil y todavía queda mucho trabajo, pero una llamita de luz y de esperanza se ha encendido y ahora no estamos dispuestos a que vengan los de siempre y nos la apaguen. Tras un largo tiempo en silencio vuelve El Rincón del Neologismo, con nuevas cosas que contar sobre viejos temas, pues la humanidad avanza, pero los conflictos de los hombres y los temores universales son siempre los mismos.

MiedocridadEs curioso que se nos ocurra este neologismo justo después del cambio en el mapa político que nos trae el ya inolvidable 24 de mayo de 2015. Y no es para menos, pues esta situación es un gran regalo y una oportunidad para reflexionar. Básicamente miedocridad sirve para referirnos a una situación en la cual aceptamos algo mediocre manejados por el influjo del miedo.

Pasaron las elecciones y por fin se escuchó la opinión del pueblo tras sufrir tanta decepción debida a los continuos engaños y a una situación económica alarmante. Pero no fue una voz aplastante, fue una voz a la altura de los gritos y el ruido, la justa para que al menos se escuche, y a la que ahora le tocará pactar el volumen al que va a poder seguir hablando, pues el partido derechil o derechoso fue el más votado, aunque en la mayoría de comunidades, para bochorno de muchos, ya no podrá gobernar. ¿Cómo es posible que pese a  todos los escándalos de corrupción, riéndose en nuestra cara en cada declaración, haciendo uso de una prepotencia cada vez más desagradable, el PP haya sido el partido más corrupto?, ¡uy, perdón!, ¿el partido más votado?

En España la ideología conservadora o conservera pocas opciones de voto tiene, es por ello que el Partido Popular aglutina a toda la parte del poblado que piensa o intuye que Jesucristo está sentado a la derecha de la derecha del Padre..., el cual también se sienta a la derecha. 

Entendemos pues, que al PP le voten empresarios y lobbies de primer nivel con sus respectivos trabajadores, banqueros, gente acomodada y "gente de bien" en general. También le vota quien tiene una herencia diestra por que en su casa se decía que con Franco se vivía mejor..., y eso va a misa. También son fans del PP el facheta poco informado, el facheta ignorante de barrio, el facheta fumeta, el facheta currela, el ultra de algún equipo de fútbol, e incluso el facha extremo radical que está esperando a que Franco levante la cabeza, mientras intenta contactar con Hitler todas las noches a través de la ouija. 

No entendemos que el dueño de un quiosco o de un bar vote al PP, ¿quién se inventó la falsa creencia de que la derecha favorece a las empresas?, si favorece claro... ¡pero a las grandes corporaciones y oligarquías!, no a tu puto quiosco enano ni a tu bar lleno de cucarachas que pasean por encima la ensaladilla, del cual no pagas más impuestos ni trabajas más horas porque no puedes..., y aun así no llegas a fin de mes... A un autónomo o pequeña empresa le da exactamente igual quien gobierne, ¡no, perdón!..., le interesa que gobierne quien se interese por mejorar la normativa contributiva de las pequeñas empresas, que por cierto, hasta ahora a nadie le ha preocupado. 

El caso que hoy nos ocupa es el de esas personas que sin tener una ideológica política definida votan al PP simplemente por el miedo al cambio o el miedo a estar peor, ¿es posible estar peor?..., ¡sí, por supuesto! sólo es cuestión de que los mismos sigan haciendo lo mismo y en comparación Venezuela nos parecerá un paraísoAbunda el miedo a que partidos emergentes de izquierda presuntamente radical lleguen al gobierno, ¡pero si todos sabemos que de la radicalidad de su discurso solo podrán cumplir una tercera parte, ya que los políticos no gobiernan, gobiernan los mercados!..., esto es de primero de globalización. También hay mucho miedo a que puedan traer otra vez el comunismo a España, ¡¡¡pero si España nunca ha sido comunista!!! Y por supuesto el miedo a no saber si estos nuevos partidos están preparados para gobernar, ¿qué nos hace pensar que quién tiene ahora mismo sus cojones peludos, sudados, sentados y descansando en el sillón del gobierno lo está?

Cada semana se descubren nuevas tramas de corrupción con nuevos imputados de los viejos partidos, sindicatos y hasta del fútbol, síntoma de que se practica un modelo de política y gestión basado en ella, es decir, muchas decisiones importantes no se hacen para el interés común de la población..., ¿en serio que esto no acojona? Éramos un pueblo rico y no lo sabíamos porque se lo estaban gastando otros, y ahora que lo sabemos, ¿porqué seguimos teniendo miedo?

La miedocridad nace cuando estos votantes políticamente indefinidos eligen lo mediocre porque sienten miedo, ese miedo tan presente en nuestra educación y en nuestra sociedad. Queda demostrado pues, que el refrán "más vale malo conocido que bueno por conocer" es una puta mierda y que no nos ayuda en nada para avanzar.


Para ser justos diremos también que de esos votantes miediocres muchos eligen al PSOE, otro partido viejo y rancio, por miedo a lo desconocido, a perder el bipartidismo, porque al no conocer una España funcionando de otra manera prefieren quedarse con algo a medias, algo que no ayude pero que no empeore, que no le plante cara al ahogo injusto del capital por no molestar. Esto ya lo vivió nuestro país años atrás cuando mucha gente quería que terminara el régimen del dictador, y sin embargo tenían miedo a no saber qué pasaría cuando el tirano no estuviera.

A parte de la política hay muchas situaciones en nuestra vida donde nos encontramos cara a cara con la miedocridadAceptamos unas condiciones de trabajo mediocres con un jefe mediocre por miedo a quedarnos sin empleo, o por la inseguridad de no poder encontrar algo mejor. Aguantamos una relación de pareja que no funciona, la cual alargamos y alargamos esperando a que la cosa mejore cuando hace años que no tenemos nada que ver con la otra persona, y es aquí cuando nos encontramos con el peor de los miedos: el miedo a quedarnos solos. 

Cada vez que superamos nuestros miedos crecemos y somos mejores, nos ampliamos como seres y vivimos más felices y con menos problemas. Si hay que tener miedo a algo es al miedo, y aún así hay que abrazarlo y entenderlo, pues es nuestro pequeño maestro interno que todos tenemos, hay que enfrentarlo, y hay que superarlo, pero nunca llegar a amarlo.


A Carolina y Marcelo, por esas grandes conversaciones.