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miércoles, 22 de enero de 2014

Delirios de Omnipresencia


Si le pidiéramos a un ser querido que describiera quién somos, seguramente sería más positivo que si de una manera sincera lo hiciéramos nosotros..., ¿no deberíamos ser nosotros mismos nuestro principal ser querido?, ¿confundimos la falta de autoreconocimiento de nuestras virtudes con la humildad?, ¿puede que esa distorsión de la imagen que tenemos de nosotros sea la base de los grandes problemas afectivos y emocionales de nuestra sociedad?..., Otra vez más en El Rincón del Neologismo no tenemos ni idea de las respuestas, tan solo tenemos facilidad para cuestionar la vida y generar nuevas preguntas..., y sobre todo la facilidad de palabra, esa facilidad para inventarnos el lenguaje en esas ocasiones en las que no sabemos realmente bien de que estamos hablando...



La semana pasada nos quedamos sin neologismo y esta semana lo estamos gestando a duras penas, que no a duros penes..., y todo esto es debido a que nuestro redactor jefe sufre del trastorno cada vez más extendido llamado DELIRIOS DE OMNIPRESENCIA. De igual manera que quien sufre DELIRIOS DE GRANDEZA piensa que es mejor o más importante de lo que realmente es, quien sufre DELIRIOS DE OMNIPRESENCIA cree que puede estar en más sitios a la vez de los que realmente puede estar, pues aunque seamos seres multidimensionales, el cuerpo físico tan solo es capaz de estar en un sitio a la vez hasta que la cuántica teoría de cuerdas demuestre lo contrario, y no vale dividirse en electrones, de momento estamos hablando de que el cuerpo debe ir enterito y bien empacado.

El caso es que hemos deformado nuestro estilo de vida hasta tal punto que caemos en el error de adquirir y generar más compromisos de los que somos capaces de cumplir. Nos falta tiempo, un planeta con un radio más grande para que el día tenga más horas. Según estudios recientes se ha detectado que quien sufre DELIRIOS DE OMNIPRESENCIA, le ocurre debido a un fallo en el lóbulo temporal que le lleva a calcular mal el tiempo de lo que le cuesta realmente hacer cada tarea.

Por poner un ejemplo, el DELIRANTE OMNIPRESENTE piensa que si el despertador suena a las 8:00 y ducharse cuesta diez minutos, a las 8:30 podrá estar tomando café contigo en el bar de debajo de su casa..., todo esto sin tener en cuenta que nunca se levanta a la primera vez que suena el despertador, que cuando sale de la cama lleva el aliento del dragón y se tendrá que lavar los dientes, que con el movimiento rítmico del autolavado en la ducha es muy posible que el intestino se resienta de buena mañana y después de la ducha le toque liberar una buena ración de las deposiciones que su intestino grueso estuvo amasando durante la madrugada mientras dormía, amén de que el sujeto DELIRANTE sea masculino y quiera aprovechar esa erección mañanera, síntoma de buena salud, y le de por rebuscar en el archivo de su memoria sexual los mejores momentos de su carrera amatoria. Con suerte llegará a las 8:45 pidiendo disculpas, y esto es tan solo la erecta punta del iceberg(a), valga la rebuznancia.

Quien tiene DELIRIOS DE OMNIPRESENCIA cargará su agenda con un sinfín de actividades dónde la palabra estrés se acaba convirtiendo en un refrescante caramelito de menta en comparación con su día a día y la palabra puntualidad se transformará en la más inalcanzable de las utopías...

...pero la mañana sigue, entra a trabajar a las 9:30 y antes irá a la peluquería por aprovechar el hueco, acaba a las 14:00 y a las 14:15 ha quedado para comer con otro amigo en la otra punta de la ciudad y luego vuelve a trabajar a las 17:00, pero a las 16:45 irá antes una tienda a recoger algo que encargó la semana pasada y, ¡vaya!, el coche está en reserva y tiene que echar gasolina llegando quince minutos tarde al trabajo, y al aparcar se encuentra a una amiga que hacia años que no veía y queda con ella para cenar en dos semanas sin ser consciente de que llegará tarde a esa cena y por supuesto que ahora mismo está llegando tarde a su trabajo..., y todo esto, por supuesto, respondiendo a todos los whatsaps, facebooks, y retuiteando la frases ingeniosas de sus amigos que hablan del zen, la inacción y el respeto al tiempo de los demás...

No os alarméis si os sentís identificados, pues como ya hemos dicho, a nuestro redactor jefe le ocurren estas DELIRIECES y siempre es mejor sufrir DELIRIOS DE OMNIPRESENCIA, que sufrir los molestos DELIRIOS DE SOBERBIA, de AVARICIA, o peor aún, como le ocurre a algún jefe de estado con problemas de dicción en la "s", que sufre DELIRIOS DE FIN DE CRISIS..., o más peor aún los que tienen DELIRIOS DE FIN DE LA DICTADURA, y ya de paso que hablamos de cosas duras, los que tienen DELIRIOS DE PENEREXIA, que al igual que una anoréxica estando delgada se ve gorda, hay quien teniendo un cacahuete que además es de un solo cacao, ve morcilla de burgos donde no la hay..., que sí, que muy salao y todo lo que tu quieras, pero la morcilla no es cacao...


Mi querido Joanet espero sepas entender que no sólo tú has sido esta semana motivo de inspiración, el vicio de la latencia se lleva por dentro y se sufre por fuera.




jueves, 9 de enero de 2014

Yufólogo


Los biólogos marinos consideran a las anémonas o al caracol marino Elysia chlorotica como grupos de seres vivos difíciles de clasificar, pues en esa manía occidental de querer etiquetarlo todo en vez de ser capaces de poder disfrutarlo en su totalidad, no está muy claro si son animales o plantas. Esto plantea, que no animalea, un serio problema, ¿podría un vegetariano o un vegano comer anémonas o esta rara variedad marina de caracoles?..., efectos secundarios urticantes aparte en El Rincón del Neologismo tan solo somos capaces de poder saciar el hambre de esas personas a quién les encanta devorar palabras bien frescas y jugosas, buscar etimologías y consultar en diccionarios raros el origen de ciertas expresiones o lenguas en desuso y en deshueso y así seguir perdiendo el tiempo con lo más valioso que hay en esta vida: poder hacer esas cosas que no dan dinero a cambio...



Vamos pues con el primer neologismo del año deseándoos a todos de corazón que este sea una año muy frutífero para vuestra lengua y alrededores. Y la palabra que proponemos para esta semana es: YUFÓLOGO, construida por el prefijo YUFO y el sufijo ÓLOGO. La palabra YUFO no es más que otro sinónimo de nuestra rica lengua castellana que sirve para referirse al gas metano producido por los intestinos de los humanos y de los animales en la digestión. Dicho esto se comprende enseguida que un YUFÓLOGO es una persona que se dedica a investigar el maravilloso, apasionante y todavía desconocido fenómeno YUFO(Yema Undefined Flying Olor).

En cualquier reunión social de dos o más personas, ya sea en una fiesta, en una discoteca, en un autobús o en un pequeño ascensor, en ocasiones percibimos un fuerte aroma como si de una vieja y grasienta cocina de una vieja hirviendo coles se tratase, hecho del cual aparentemente nadie se hace responsable mientras a uno le toca sin tan siquiera poder pestañear, ir tragándose hasta terminárselo ese purulento elixir, fruto de la agresiva descomposición intestinal de algún individuo, que defolia abrasivamente nuestra pituitaria..., es entonces cuando el auténtico YUFÓLOGO entra en acción y sólo él es capaz de analizar cada gesto, de leer en cada mirada, de detectar las pequeñas variaciones en la apertura del iris, de observar el suave sudor entre los dedos de la mano o los pequeños brillos en la frente y en las sienes, etc..., que delatan al culpable generador de YUFOS en el ambiente..., ¡y da gracias y reza de no haber sido tú!, porque de un buen YUFÓLOGO no te podrás escapar jamás, pues con una leve sonrisa que se transformará automáticamente en una mirada seria te hará saber que te ha pillado y que tú eres el culpable aunque no tengas las palmas de las manos rojas.

Hay que apuntar que en España hay muy pocos YUFÓLOGOS fiables, y cierto es que cada vez hay más intrusismo y más vendedores de humo, vendedores de YEMA en este caso, de los que no te puedes fiar y que le están haciendo mucho daño a esta noble profesión, sobre todo porque se dedican a distraer nuestros olfatos haciendo que olamos YUFOS donde no los hay, en vez de hacer que nos fijemos en los fuertes olores a descomposición, podredumbre y azufre producidos por tantas cagadas a las cuales parece que al final ya nos vamos acostumbrando, evitando así darnos cuenta de que el dulce aroma del aparente éxito de los culos de las altas esferas cada día huele peor.


Dedicado al gran YUFÓLOGO de furgoneta y escenarios, Miguel Ángel Santero Escrivano.